viernes, 25 de septiembre de 2020

¿De quién es la voz en tu cabeza cuando lees?

Para leer utilizamos el cerebro, eso es evidente, pero ¿qué pasa en el cerebro cuando leemos? ¿cómo es que de pronto una serie de imágenes y signos, que conocemos como letras, se vuelven ‘sonidos mentales’ y somos capaces de convertirlos en fonemas y palabras?

Para responder estas preguntas recurriremos a la neurociencia: el capítulo “El cerebro alfabetizado” del libro “Neurociencia educativa. Mente, cerebro y educación”, de David A. Sousa.

Lo primero que tendríamos que saber es que el cerebro parece no distinguir entre la comunicación oral —cuando hablamos y escuchamos a otra persona hablar—, y el leer. ¿¡Cómo!? —dirás. Pues sí, el cerebro utiliza partes muy similares para ambos procesos, siendo lo único que cambia el canal de entrada o input.

Cuando escuchas a una persona recibes la información por el oído, de ahí pasa a los lóbulos temporales y frontales, los que nos ayudan a transformar esas palabras en imágenes mentales y poder entender o significar lo que escuchamos.



Cuando lees un libro, una página de internet, el WhatsApp o cualquier red social recibes la información por la vista y de ahí pasa a los lóbulos temporales, parietales y frontales. Además, aquí entra una parte en el cerebro que se llama circunvolución angular que funciona como un río entre el sistema visual de reconocimiento de palabras y el resto del sistema de procesamiento del lenguaje.

Es decir que la voz que escuchas en tu cabeza cuando lees, no es tuya 😱 si no de la circunvolución angular, que es la responsable de convertir las palabras en fonemas —las partes más pequeñas de una palabra.

Todo esto está muy bien —dirás — pero ¿cómo se desarrolla este ‘circuito’ en el cerebro? ¿Acaso nacemos con él? Los responsables de que este proceso exista en tu cabeza son los juegos que tu maestra o maestro que te enseñó a leer te pedían hacer: 

  • ¡Casa sin ‘s’ y con ‘j’ es caja!
  • Para sobrevivir, los animales necesitan comer, ¿qué otras palabras conoces que terminen en ‘-er’?

—¡Dame una pe!

¡pe!

—¡Dame una ‘a’!

—¡A!

—¡Dame otra ‘pe’!

—¡pe!

—¡Dame otra ‘a’!

—¡A!

—¿Qué dice?

—¡Papa!

Con esos juegos tu cerebro aprendió a relacionar esos sonidos sueltos —fonemas— con otros sonidos sueltos e ir haciendo las conexiones que terminaban siendo las palabras que se relacionaban con imágenes y objetos de tu vida diaria, y así, casi como por arte de magia, tu cerebro hizo las conexiones necesarias para que ahora puedas escuchas a tu circunvolución angular diciéndote todo esto.

Conforme fuiste creciendo y pasando de un nivel escolar a otro, la complejidad de las lecturas que te pedían tus maestros fue aumentando, lo cual hacía más fuerte la conexión en tu cerebro. Ibas aprendiendo nuevas palabras que se sumaban a las que ya conocías y de pronto pasaste de leer frases sencillas como ‘El niño en el parque’ a leer y comprender toda una entrada de blog, o, mejor aún, ¡un libro completo! ¡Toda una hazaña!, pues tu cerebro hace todo el proceso de decodificación y significación a velocidades asombrosas, además de que va creando imágenes mentales —como si estuvieras viendo una película en tu cabeza—, y le añade sentimientos y emociones —como lo vimos en la entrada ¿Leer es viajar?

Para seguir ejercitando esas conexiones en tu cerebro no hace falta hacer mucho: sólo leer y ya. ¡Fácil y placentero! ¿No? Pero, si quieres enseñar a un pequeño, ¿cómo le haces? Lo principal es el juego, pues al ser experiencias divertidas el cerebro las guarda y las atesora con más cariño, lo que significa que las conexiones son más fuertes y duraderas. No debes exigirle demasiado, se puede crear la idea de que leer es un castigo y eso no ayuda en nada, ¿a quién le gusta estar castigado? No olvides que lo principal es consultar con expertos y leer más acerca de las didácticas recomendadas. Los maestros y las maestras están capacitados para esa labor, pero tú también puedes ser un promotor de lectura si te preparas para ello. Ya diste un primer paso: ya sabes qué hace el cerebro cuando lees y podríamos decir que saber eso es de lo más importante, sólo falta ponerlo en práctica y ejercitar la circunvolución angular propia y las ajenas.

¿Te unes?

viernes, 29 de marzo de 2019

¿Leer es viajar? 🤔


Se dice de forma romántica, seguro lo has escuchado, que leer es viajar, o que leyendo podemos conocer otros mundos. Los lectores no lo negarán, leer nos permite sentir y vivir experiencias que de otra forma nos serían imposibles. Nadie puede negar que, al leer las Crónicas Marcianas de Ray Bradbury se sentía parte de aquel planeta; o que fuimos compañeros anónimos de Lucy, Peter, Edmund y Susan en los diferentes mundos a los que llegaron a través de la puerta de un armario (sí, estoy hablando de Las Crónicas de Narnia). Los ejemplos son infinitos, (el país de las maravillas, el infierno, el purgatorio y el paraíso de Dante, Macondo y un largo etcétera).

¿A qué se debe que podamos vivir esas experiencias a través de las letras? Repuestas puede haber muchas, algunas más románticas que otras, pero sólo hay una que es dada como verdadera por la ciencia: Las neuronas espejo.

Imagen obtenida en http://psicopedia.org/3641/neuronas-espejo/ 

Debo de advertirle al lector que no soy ningún experto en neurociencias, pero he leído e investigado algo al respecto, por lo que pretendo que el presente texto sea meramente divulgativo. Aclarado esto, continuamos.

Las neuronas espejo parecen ser las responsables de varios procesos muy interesantes en nuestro desarrollo humano, pues ellas tienen un papel fundamental en que sepas caminar, hablar, que tengas ciertos gestos que son similares a los de algún familiar, o incluso, que cuando veas a alguien bostezar tú sientas la necesidad de también hacerlo. Las neuronas espejo son las responsables de la imitación y de la empatía. ¡Increíble! ¿No?

Esto es algo que de forma empírica la humanidad ya sabía, pues, si en la caverna veías a alguien sufrir después de meter la mano a la hoguera entendías al instante una serie de cosas: quien metió la mano ahora estaba lastimado, por ende el fuego podía hacerte daño también y por lo tanto había que conservar una distancia prudente con él. ¿Te imaginas qué sería de nosotros sin las neuronas espejo? Quizá ya no seríamos, pues la selección natural desde hace mucho nos hubiera etiquetado como especímenes débiles y hubiéramos perecido como especie en la primera hoguera. Pero no nos desviemos. ¿Qué tiene que ver todo esto con que leer nos permita viajar y conocer otros mundos? ¡Para allá vamos!

Los escritores que saben hacer bien su trabajo saben que hay algo elemental en la obra: que el lector se sienta identificado con ella, o, dicho de otro modo, que lo conmueva. Para lograr esto en los talleres literarios se utilizan diversas técnicas, que van desde escribir historias cotidianas, del día a día, con personajes reales (tu vecino podría ser un buen personaje); hasta volverse un espectador silencioso de la gente, observar sus gestos, el movimiento de las manos y demás formas de expresión y tratar de describirlo de la forma más fiel posible.

¿Quieres intentarlo, pero te da miedo pasar por un acosador? ¡No te preocupes, un video de internet puede cumplir el mismo objetivo!

Hay que decirlo, el tema no es exclusivo de la literatura, pues los actores de teatro y de cine estudian para hacernos sentir emociones, es por eso que podemos decir que algún actor es bueno o malo, o que cierta escena estuvo sobreactuada, pues ha perdido verosimilitud y no “nos la creemos”.

¿Pero entonces basta con que un escritor sepa describir gestos y expresiones para hacernos sentir emociones? No, afortunadamente no. ¿Te imaginas lo cansado que sería un libro lleno de descripciones de expresiones? En lo personal creo que me aburriría.

Pues en realidad las emociones no llegan por sí mismas, si no que son la respuesta a un estímulo externo: imagina si te deja tu pareja, dependiendo de tu manejo de emociones te puede causar tristeza, enojo o (según el contexto de la relación) felicidad. Y eso es algo que el escritor debe saber, cómo actuaría cada uno de sus personajes frente a cada situación, digamos que esto lo puede saber haciendo una ficha personal de cada personaje y describiendo la psicología de éste, entonces sólo tendrá que mostrarte en los primeros momentos de la historia cómo suele actuar el personaje ante ciertos estímulos menores para que tú te familiarices con él, por lo que al ir avanzando en la trama ya sabrás qué sentirá el personaje cuando lo deje su pareja.

Bueno, ya que quedó esto claro quizá dirás “¿Vale, pero cómo eso me hace viajar e imaginarme otros mundos?”.

Imagen obtenida en el Intagram @paperbacks_plus

La clave se dijo algunas líneas arriba, pero para ser justo lo pondré en claro: verosimilitud. Es decir, que lo que el escritor nos diga, así sea la cosa más imposible, nos parezca creíble al leerlo. ¿Cómo se logra esto? No es un proceso fácil y se necesita mucha experiencia escribiendo y leyendo para logarlo, pero grosso modo digamos que el primer paso es que el escritor crea lo que está escribiendo, es decir, que él mismo visite esos mundos y experimente emociones dentro de ellos para que después sea capaz de despertar nuestras neuronas espejo, o sea, que nos haga sentir lo que él sintió.

Otro paso más sería que la forma en la que el personaje se desenvuelve en ese mundo sea de lo más cotidiano, es decir, sin exagerar. Por ejemplo, nunca me creo en las historias de ciencia ficción cuando los personajes se sorprenden de todo el avance de la tecnología, porque, de acuerdo, yo de pronto me sorprendo por la internet, los teléfonos móviles y demás, pero no es que a cada rato muestre mi sorpresa, pues ya lo he asimilado y eso mismo tendría que hacer el personaje, asimilar la realidad en la que está y comportarse como cualquier otro ser humano. Logrado lo anterior solo bastan cosas que para este caso podríamos llamar técnicas: elegir al narrador, los tiempos narrativos, el ritmo narrativo, etc., es decir, el sello que suele caracterizar a cada escritor.

Se dicen muchas cosas positivas acerca de la lectura, a los lectores no nos gusta negar ninguna, pero a partir de ahora podremos afirmar con fundamentos que la lectura es algo que nos ayuda a desarrollar la empatía hacia los otros, pues al leer no es el personaje el que realiza las acciones, somos nosotros los que las realizamos, es por eso que lloramos, sufrimos, amamos y en ocasiones hasta odiamos con el personaje; por que el personaje es un traje que vestimos para hacer aquello que de otra forma nos sería imposible hacer.

¡Gracias neuronas espejo!


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Si te interesa continuar leyendo acerca de este tema te recomiendo leer "Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción" de Jorge Volpi.


jueves, 21 de febrero de 2019

Auto publicación


¿Por qué decidí autopublicarme?

La auto publicación es cuando un artista, de cualquier disciplina, decide que es momento de que su obra entre en contacto con el público sin pasar por algún intermediario (una editorial, en el caso de los escritores) y él realiza todo el proceso y gestiones necesarias para que eso suceda. En los últimos años, gracias al internet y a las tecnologías esto se ha hecho muy popular. Supongo has escuchado hablar del arte indie, o independiente; al menos en la música a inicios de la década ese concepto se hizo muy popular.

La auto publicación, o ser escritor indie trae consigo muchos retos, suponiendo que la creación del texto está obviado, es necesario: hacer el registro de derechos (copyright), crear la portada (sin infringir copyright ajeno), pensar en qué dirá la contraportada y, si es el caso, las solapas; maquetar el libro (hacer todo el proceso para que se pueda imprimir y que la impresión sea presentable), realizar la versión digital y subirla a por lo menos una plataforma.

Podrías pensar que es trabajo sencillo, sin embargo, si no se cuenta con la experiencia es necesario dedicar muchas horas de prueba y error, horas que en muchos casos habrá que robarle al sueño, a la convivencia social o al trabajo, pero que sin duda será tiempo bien invertido.

Una vez hecho todo lo anterior, uno puede sentir que el libro es cada vez más propio, pues nadie más ha metido mano en él. Un sentimiento inigualable, sin embargo, siempre quedará una duda latente (al menos a mí me pasa). ¿Lo que estoy publicando realmente tiene la calidad que creo que tiene? Esta es una pregunta bien fundada, pues cuando existe algún intermediario el texto pasa por varias manos y varios ojos que pueden detectar errores o hacer sugerencias para mejorar el texto; yo, como ya lo mencioné en la entrada llamada “Insomnio”, me apoyo de mi esposa para esa labor, la considero sumamente crítica y objetiva, pero no puedo negar que por más que ella trate de ser lo más transparente posible en esa labor, más de algún detalle puede escapársele; pues finalmente ella y yo llevamos años de convivencia y a ella le puede quedar claro algo que cualquier otro lector no logre comprender.

Y es que, tengo que decirlo, he leído a varios autores auto publicados que dejan mucho que desear en la cuestión narrativa, y temo que mi libro pueda llegar a lectores que tengan el mismo sabor agridulce con mi obra. En fin, parte de los riesgos de auto publicarse.

Hay que mencionar que esta forma que yo he elegido para publicarme no es necesariamente la que han de seguir todos los autores que se auto publican, pues siempre existe la opción de ir con las editoriales independientes, presentar tu obra, pagar el costo de impresión y que ellos hagan todo el trabajo. En algunos casos si se es un escritor muy bueno, o que haya reportado buenas ventas, uno puede aspirar a un 50-50 de inversión y de ganancias, o incluso, en el mejor de los casos, que la editorial pague el costo total de la impresión.

Entonces ¿por qué decidí tomar el camino más difícil?

Fácil. Soy un geek y me gustan los retos geeks.

Explico. En noviembre de 2017 tomé un taller en el que aprendí a hacer libros digitales a través de Calibre, una cosa sumamente fácil una vez que se aprende la técnica. En ese mismo taller aprendí cómo subir libros a Amazon, Google y Smashwords. Desde entonces había creado varias versiones digitales de “Aquí estaba cuando llegamos”, que cargaba en mi ebook. Tenía la zozobra y necesidad de ya verlo publicado, de que el texto ya pudiera encontrarse con sus lectores, pero los procesos de escritura no son sencillos, menos que nada en las novelas; pues “Aquí estaba cuando llegamos” tenía varios años de haberse terminado de escribir, sin embargo, había bastantes detalles que necesitaban corrección y me daba pereza hacerlo, pues hacerlo implicaría volverme a involucrar sentimentalmente con los personajes, con la historia y en general con toda la trama y aunque sentía que esa novela era un ciclo que aún no cerraba yo estaba escribiendo en aquel momento otras cosas que no quería interrumpir, por eso fue que esperé hasta mediados de 2018 para atreverme a retomar de nuevo “Aquí estaba cuando llegamos” y publicarla casi en un acto desesperado, pues no lo consulté con nadie, simplemente completé todo el proceso que Amazon me requería para darme de alta como editor y una vez hecho esto subí la novela, el resto de la historia la pueden saber leyendo la entrada “Insomnio” en este mismo blog.



¿Qué tiene de geek y de reto lo anterior? Simplemente que sentía como una tarea inacabada del taller, pues yo no había subido mi libro a internet, a pesar de haber firmado un contrato de aprendizaje en el que me comprometía a subirlo en un máximo de 3 meses; la parte del maquetado fue otro reto del que yo no tenía idea y del que ya hablaré en otra entrada.

En pocas palabras, decidí autopublicarme de esta forma por que fue la que más emociones me provocó en ese momento. Aún no decido si el libro se quedará siempre ahí o si después lo publicaré con alguna editorial independiente, quiero ver qué tal le va en Amazon para poder decidir el siguiente paso de su destino, principalmente de la versión impresa, pues desafortunadamente la versión impresa que se oferta por Amazon tiene un precio muy elevado al que, si no se cuenta con los servicios Prime, hay que sumar el costo de envío, lo que, creo, la puede hacer inaccesible para muchos. Ya avisaré aquí cual será mi decisión.


jueves, 10 de enero de 2019

¿Por qué "Cuarto Muro"?


No sé si tú te has preguntado a qué se refiere eso del Cuarto Muro y por qué he escogido tal nombre para mi blog. Esa pregunta me la han hecho personas allegadas a mí y quiero dedicar esta entrada a explicar qué es el Cuarto Muro y por qué me ha gustado para el nombre del blog.

“Cuarto Muro” es una adaptación del concepto “Cuarta Pared” o más correctamente “Derribar la cuarta pared”, que es enseñado en algunos talleres de narrativa. No es un concepto nuevo, no soy capaz de datarlo, pero trataré de hacer alguna investigación para explicar cuándo y por quién comenzó a ser utilizado ese término. La intención de esta entrada es simplemente explicar aquello que me motivó a usar el concepto para el nombre de mi blog; lo que sí te sé decir ahora mismo es que es un concepto que comenzó a utilizarse en el teatro, cuando los actores comenzaron a interactuar con el público, haciéndolo parte de la obra.

Todos conocen los teatros, o si no es así, al menos tienen una imagen mental de cómo es el escenario: dos paredes laterales (que realmente no son paredes, pues en ellas se colocan las piernas, cortinas por donde entran y salen los actores de escena) y una pared al fondo que, según el tipo de obra que se vea, puede ser cubierta por algún telón, poner imágenes o en últimos tiempos proyectar apoyos visuales. Por lo tanto, la cuarta pared es imaginaria y es aquello que separa al actor del espectador.

En un momento de la historia del teatro se decidió derribar esa cuarta pared e involucrar al espectador, haciéndolo parte del espectáculo. Habrá a quienes les guste esto y habrá a quienes no. Yo sinceramente me siento muy incómodo cuando voy al teatro y veo que alguno de los actores se baja del escenario, camina entre las butacas y elige a alguien, en ocasiones lo suben al escenario, en otras simplemente le hacen preguntas o establecen algún tipo de comunicación con él. Cuando esto sucede la verdad es que me pongo muy nervioso y pido en mi interior que no sea yo el elegido. Siempre me ha funcionado.

Pero bueno, ¿qué tiene que ver todo esto con un blog de literatura? 

La literatura, principalmente la narrativa y el ensayo literario, tienen técnicas de escritura que hacen algo similar. Si bien el personaje o el narrador no saldrá del libro para interactuar contigo, sí puede hablarte directamente a ti (como lo hago ahora mismo). Hay obras muy importantes de la novela hispanoamericana que han sido escritas utilizando esta técnica. Justo ahora pienso en “Aura” de Carlos Fuentes, una obra con una narrativa que en lo personal me parece muy potente y muy bien lograda, pues el narrador al hablar en segunda persona, logra hacernos sentir que realmente nosotros hacemos aquello que se nos está indicando.
Pondré un fragmento del inicio del libro para que el lector que no lo conozca pueda entender de qué estoy hablando.


“Lees ese anuncio: una oferta de esa naturaleza no se hace todos los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie más. Distraído, dejas que la ceniza del cigarro caiga dentro de la taza de té que has estado bebiendo en este cafetín sucio y barato, tu releerás. Se solicita historiador joven. Ordenado. Escrupuloso. Conocedor de la lengua francesa. Conocimiento perfecto, coloquial. Capaz de desempeñar labores de secretario. Juventud, conocimiento del francés, preferible si ha vivido en Francia algún tiempo. Tres mil pesos mensuales, comida y recámara cómoda, asoleada, apropiada estudio. Solo falta tu nombre. Solo falta que las letras más negras y llamativas del aviso informen: Felipe Montero. Se solicita Felipe Montero, antiguo becario en la Sorbona, historiador cargado de datos inútiles, acostumbrado a exhumar papeles amarillentos, profesor auxiliar en escuelas particulares, novecientos pesos mensuales. Pero si leyeras eso, sospecharías, lo tomarías a broma. Donceles 815. Acuda en persona. No hay teléfono”. (Fuentes, 1962, 11).


Sospecho que con esto ya queda más claro lo que es la cuarta pared, o el cuarto muro, en la literatura. 

Ahora trataré de explicar por qué lo he elegido como nombre del blog.

Mi obra más reciente, excluyendo la novela “Aquí estaba cuando llegamos”, han sido cuentos y microrrelatos. Me gusta jugar mucho con estos géneros, pues historias de estructura tradicional, con narrador omnisciente o primera persona que se encargan de contar un suceso de la vida de un personaje, ya hay muchos y me aburre escribir cuentos y microrrelatos con esa estructura, pues la verdad es que siempre que intento hacerlo me frustro pensando que la historia no tiene potencial y la abandono; o por el contrario, veo mucho potencial en la historia y comienzo a explorarla más hasta convertirse en novela.

Por lo tanto, los cuentos y microrrelatos que he escrito suelen jugar con el lector, invitarlo a ser parte de la historia, como en mi micronovela “Se solicita personaje” o en el cuento corto, también de mi autoría “Pupilas oscuras”, ambas obras publicadas en antologías de la Universidad de Guadalajara.


Es decir, en narrativa breve no me siento cómodo si no rompo la cuarta pared y creo que es algo que me ha funcionado bien, pues las narraciones que he escrito así han sido elegidas para ser parte de diversas antologías.

Mi estilo en narraciones breves,  es el primer motivo para dar ese nombre al blog. El segundo motivo, quizá sea más romántico, pero ¿qué se le va a hacer? El segundo motivo es hacer que tú, lector, sientas que lo que escribo es para ti (como ya lo he mencionado en la entrada inaugural “Insomnio”), por eso trataré que cada una de las entradas conserve este estilo de redacción, pues así yo sentiré que estoy conversando contigo y espero que tú sientas lo mismo. Que compartamos la opinión de que el Cuarto Muro (como nombre del blog) enuncia algo que no existe entre nosotros, que es un recordatorio de algo que desapareció desde el momento en el que llegaste aquí y comenzaste a leerme, pues creo que un blog como el que pretendo construir no es posible redactarse de otra manera, sería muy impersonal y no crearía los puentes y la intimidad que pretendo construir con mis lectores.

Así que si me lo permites, te invito a derribar el Cuarto Muro.


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Referencias:

Fuentes, Carlos (1962), "Aura", México: Era.

lunes, 7 de enero de 2019

Insomnio


Es de noche, o más bien de madrugada, y aunque hace unos cuantos minutos sentía que el sueño me vencía y que ya no soportaría ver un video más en el televisor, no puedo dormir. Esto no es nuevo, no es la primera vez que me pasa, pues es un mal que sufro cada periodo vacacional. La diferencia que hay esta noche es que creo que tengo la necesidad de escribir esto para mí, aunque al hacerlo pienso que alguien más lo leerá algunos días o meses después, la verdad es que necesito decirme y estar comprometido con el contenido que pienso verter en este texto; cualquier otra noche de insomnio la pasaría dando vueltas en la cama, contando sílabas para la construcción de décimas o tratando de ver si tengo algo que decir en algún poema de estructura libre. Algunas veces leo, pero es muy extraño cuando lo hago, mis insomnios son míos y no suelo invitar a nadie más en las reflexiones que éstos me traen.

No suelo hacer esto, pero hoy creo que es necesario mencionar la fecha en la que estoy escribiendo y hacer un pequeño contexto de lo que ha pasado de forma reciente en mi vida, así el lector que imagino sabrá comprenderme mejor.

Es el domingo 30 de diciembre de 2018, y no es que me ponga nostálgico y reflexivo al final de año, ni que la navidad pasada hace unos días despierte demonios en mí, creo que estoy curado de eso. Lo que sucede es que la madrugada de ayer recibí un correo de Amazon en el que me notificaban que mi primera novela “Aquí estaba cuando llegamos” en su versión impresa en pasta blanda acababa de publicarse a la venta para el mercado estadounidense de dicha plataforma. Dormí ilusionado por tener pronto el libro entre mis manos. Desperté, revisé la plataforma de Amazon México para ver cómo se veía la versión Kindle de mi historia y me doy cuenta de que habían abierto una preventa del libro para el mercado mexicano, lo que aumenta mi ilusión, pues será más fácil que la gente cercana a mí adquiera el libro sin tener que pagar altos costos de envío.



Como podrás notar, lector, mi emoción durante estas últimas 24 horas (quizá son más, quizá son menos) ha sido tal, que no he dejado de pensar en hacer todo de manera correcta para que mi novela llegue a los lectores correctos que la sepan apreciar y valorar en su justa medida. Quizá mi alegría fue excesiva, pues reconozco que todo lo que publiqué en mis redes sociales durante este día fue acerca de la novela: las formas para adquirirla en sus dos formatos y las promociones que estaban disponibles. Me disculpo por el spam que seguro causé.

Debo ser sincero. La novela en ambas versiones ya estaba disponible en Amazon antes de ayer, de hecho la fecha de publicación que presenta la plataforma corresponde con los primeros días de noviembre y aquellos que me siguen en mis redes sociales podrán recordar que ya había hecho promoción de la versión Kindle de mi obra. Sin embargo, esta fue acallada de pronto, pues mi esposa (que también es mi correctora) comenzó a leer la novela (ya lo había hecho, pero el texto había pasado por un proceso de casi dos años de enfriamiento. En meses recientes yo había realizado una revisión y corrección de la obra, ella no había leído y aprobado los cambios finales), entonces comenzó a leerla y notó algunos errores de dedo, ortografía y otros más de sintaxis; me pidió detener la promoción de la obra para revisarla ella, prometió tardar una semana, pero por sus labores en la oficina no pudo tomar la obra hasta que su periodo vacacional comenzó.

Disculpa lector que te hable de banalidades y cosas domésticas, creía importante contar todo esto para que pudieras entender toda la emoción que yo tenía contenida, las ganas que tenía de gritar que mi obra estaba lista y que por favor todo el mundo comenzara a leerme. Es fácil gritar, repetir, recordar que uno ha hecho un libro. Es fácil obtener reacciones en redes sociales, felicitaciones de familiares y amigos, la promesa de que comprarán el libro. Es difícil materializar todo eso en lectores y ventas reales.

Durante esos casi dos meses en los que mi libro estuvo disponible en Amazon en sus dos versiones no se materializó ninguna venta, si bien es cierto que yo mismo había detenido la promoción de la obra, también es muy cierto que ningún tipo de casualidad me llevó a los lectores. Tenía que hacer algo, si quería cumplir mi sueño de obtener lectores y (¿por qué no decirlo?) algún día poder abandonar mi trabajo y dedicarme únicamente a escribir y vender libros (espero que no sea un horizonte inalcanzable). Tenía que hacer algo, tomarme la promoción del libro y de mi perfil como escritor como algo serio. Quizá al comienzo me sea difícil, por no decir imposible, hacer de esto un trabajo de tiempo completo, pero sí puede ser un trabajo de tiempo libre. Por ello durante estos casi dos meses en los que el libro en su versión con errores se estuvo empolvando en los anaqueles virtuales de Amazon estuve leyendo y viendo videos de otros escritores que dicen haber tenido éxito autopublicándose (por cualquier medio) y dan una serie de consejos sobre aquello que a ellos les ha funcionado para poder vender libros sin depender de una editorial.

Entre esos consejos, desde luego están las redes sociales, pero no son lo principal, pues uno no puede vivir de poner anuncios de su libro y estar mencionando las cualidades de éste; eso suena a algo cansado que no quiero para mí, pues sé que terminaré bloqueado de muchas cuentas sin poder haber materializado demasiados lectores. Es por eso que recomiendan como herramienta principal la creación de un blog, lo que suena lógico ¿no? pues si uno quiere vivir de escribir, hay que escribir. Sin embargo, y aquí entran las razones de mi insomnio, hay que ser inteligente con los textos que se publicarán, pues hay quienes dicen que éstos deben ser virales, y lo creo, sin embargo, así como no pienso dedicarme a sólo publicar anuncios de venta para mi libro, tampoco quiero dedicarme a hacer un blog vacío de contenido, pero lleno de seguidores. Quiero hacer un blog que refleje lo que soy como escritor, donde el lector pueda conocer mis motivos, quizá sin publicar poemas, cuentos o fragmentos de mis novelas (hay más por venir) o al menos que el blog no sea exclusivo para eso, que el lector o seguidor tenga ganas de seguirme leyendo y entonces sí, convencido vaya y compre mis obras. Creo que de otra forma no será posible.

Lector, mi insomnio de esta noche es para ti y es para mí, pues quiero comprometerme desde hoy a que este espacio sea uno en el que tú y yo nos sintamos cómodos, yo compartiendo mis reflexiones literarias, explicando aquello que me motivó a escribir tal cosa o simplemente comentar y recomendar aquellos libros que a mí me han gustado. Quizá esto no sea fácil de viralizarse, y quizá no sea algo que todos quieran compartir en redes sociales, pero no importa, por que sé que ese filtro que hacemos los usuarios de redes sociales permitirá construir un puente entre mis lectores y mi obra. 

A eso me comprometo.

Buenas noches.