viernes, 25 de septiembre de 2020

¿De quién es la voz en tu cabeza cuando lees?

Para leer utilizamos el cerebro, eso es evidente, pero ¿qué pasa en el cerebro cuando leemos? ¿cómo es que de pronto una serie de imágenes y signos, que conocemos como letras, se vuelven ‘sonidos mentales’ y somos capaces de convertirlos en fonemas y palabras?

Para responder estas preguntas recurriremos a la neurociencia: el capítulo “El cerebro alfabetizado” del libro “Neurociencia educativa. Mente, cerebro y educación”, de David A. Sousa.

Lo primero que tendríamos que saber es que el cerebro parece no distinguir entre la comunicación oral —cuando hablamos y escuchamos a otra persona hablar—, y el leer. ¿¡Cómo!? —dirás. Pues sí, el cerebro utiliza partes muy similares para ambos procesos, siendo lo único que cambia el canal de entrada o input.

Cuando escuchas a una persona recibes la información por el oído, de ahí pasa a los lóbulos temporales y frontales, los que nos ayudan a transformar esas palabras en imágenes mentales y poder entender o significar lo que escuchamos.



Cuando lees un libro, una página de internet, el WhatsApp o cualquier red social recibes la información por la vista y de ahí pasa a los lóbulos temporales, parietales y frontales. Además, aquí entra una parte en el cerebro que se llama circunvolución angular que funciona como un río entre el sistema visual de reconocimiento de palabras y el resto del sistema de procesamiento del lenguaje.

Es decir que la voz que escuchas en tu cabeza cuando lees, no es tuya 😱 si no de la circunvolución angular, que es la responsable de convertir las palabras en fonemas —las partes más pequeñas de una palabra.

Todo esto está muy bien —dirás — pero ¿cómo se desarrolla este ‘circuito’ en el cerebro? ¿Acaso nacemos con él? Los responsables de que este proceso exista en tu cabeza son los juegos que tu maestra o maestro que te enseñó a leer te pedían hacer: 

  • ¡Casa sin ‘s’ y con ‘j’ es caja!
  • Para sobrevivir, los animales necesitan comer, ¿qué otras palabras conoces que terminen en ‘-er’?

—¡Dame una pe!

¡pe!

—¡Dame una ‘a’!

—¡A!

—¡Dame otra ‘pe’!

—¡pe!

—¡Dame otra ‘a’!

—¡A!

—¿Qué dice?

—¡Papa!

Con esos juegos tu cerebro aprendió a relacionar esos sonidos sueltos —fonemas— con otros sonidos sueltos e ir haciendo las conexiones que terminaban siendo las palabras que se relacionaban con imágenes y objetos de tu vida diaria, y así, casi como por arte de magia, tu cerebro hizo las conexiones necesarias para que ahora puedas escuchas a tu circunvolución angular diciéndote todo esto.

Conforme fuiste creciendo y pasando de un nivel escolar a otro, la complejidad de las lecturas que te pedían tus maestros fue aumentando, lo cual hacía más fuerte la conexión en tu cerebro. Ibas aprendiendo nuevas palabras que se sumaban a las que ya conocías y de pronto pasaste de leer frases sencillas como ‘El niño en el parque’ a leer y comprender toda una entrada de blog, o, mejor aún, ¡un libro completo! ¡Toda una hazaña!, pues tu cerebro hace todo el proceso de decodificación y significación a velocidades asombrosas, además de que va creando imágenes mentales —como si estuvieras viendo una película en tu cabeza—, y le añade sentimientos y emociones —como lo vimos en la entrada ¿Leer es viajar?

Para seguir ejercitando esas conexiones en tu cerebro no hace falta hacer mucho: sólo leer y ya. ¡Fácil y placentero! ¿No? Pero, si quieres enseñar a un pequeño, ¿cómo le haces? Lo principal es el juego, pues al ser experiencias divertidas el cerebro las guarda y las atesora con más cariño, lo que significa que las conexiones son más fuertes y duraderas. No debes exigirle demasiado, se puede crear la idea de que leer es un castigo y eso no ayuda en nada, ¿a quién le gusta estar castigado? No olvides que lo principal es consultar con expertos y leer más acerca de las didácticas recomendadas. Los maestros y las maestras están capacitados para esa labor, pero tú también puedes ser un promotor de lectura si te preparas para ello. Ya diste un primer paso: ya sabes qué hace el cerebro cuando lees y podríamos decir que saber eso es de lo más importante, sólo falta ponerlo en práctica y ejercitar la circunvolución angular propia y las ajenas.

¿Te unes?

1 comentario:

  1. ¡Me uno! Si más personas viéramos lo interesante y divertido que es leer y lo importante de poder enseñarlo correctamente facilitaría mucho las cosas.
    ¡Gracias por hacerlo ver tan interesante y divertido así como por cambiar mi perspectiva!

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